Pasajera

Pasajera del tiempo, hay un tránsito quieto
que se mueve con ganas de quererse quedar.
Se quita, poco a poco, el miedo de lo nuevo,
descubriendo ese velo que puse alguna vez.

Precisamente ahora, quiero algo de cariño
calmado y movido, alegre y no fugaz.
El ahora es eterno, es hora de buscar.
Cazando con las armas que heredé al nacer,
las tengo acá guardadas y hoy las usaré

Pasajera sin prisa y sin paso pausado,
soy la pasajera eterna que el viaje contempló.
Yo soy la lluvia, la roca, el rocío y el sereno,
el tren que anda deprisa y el avión que despegó.

Pasajera sin rumbo, mas que el camino ya andado
aprendiendo a moverse de la luna y del mar.
Pasajera encantada con los sueños de locos,
pasajera que inscribe su huella en el mirar.

Pasajera que mira a través del espejo
y que busca una roca y poder descansar.
Pasajera que escucha el tronar de tormentas
y se alegra al ver lo que el cambio traerá.

Pasajera difícil de domar por las malas,
de engañar con el dulce que no puede probar
Pasajera intranquila bajo la luna llena,
que le llama en secreto en noches de soledad.

Pasajera en la noche, pasajera en el día
en el tren de la vida que algún día se irá.

Pasajera que observa al pasajero herido
y el pasajero sano la mira desde atrás.
Pasajera que quiere voltearse a ver un poco
antes que quien la mira se baje del andén.
Pasajera que ansía mirar hacia otros lados
y lo único que tiene que hacer es pestañear

Pasajera sin rumbo buscando un pasajero
que no sepa tampoco cuál mundo no es real,
que mire por las noches a la luna infinita,
que juegue a disfrutar del placer de vivir.
Que no le quite el sueño el color del camino
y le mueva el espíritu el ver el sol salir.

Que descubra la vida en cada paso firme
y que se maraville con lo que encontrará,
que mire su belleza y cobije su alma
y deje su locura birllar un poco más.

Que distinga sus ojos en el camino errante
y escuche el latido de su propia pasión.
Un pasajero inquieto con mirada calmada,
con el poder de su estirpe y con el rostro del sol.