sábado, 5 de diciembre de 2009

Caminos

Fluir, ver claramente lo que viene en el camino. Percibir el encierro, el aire artificial, el vidrio transparente, la caja de cristal.

Atrás dejo todo eso, empiezo a vivir diferente; más natural, con más calma, más real. Cambiar el hábito, quitar el vidrio, buscar el aire, el sol, la luna, el mar. Despertar a veces, entender lo que importa, lo que es de verdad. Fluir, fluir, seguir el río; las aguas calmas me ayudarán. Es el momento, podré mirar alrededor, podré buscar.

Dejo todo... Empezar de nuevo a armar el yo, a jugar con el viento. Si no es importante, no me quita el sueño; y si lo es, dormir me ayudará.

Estar desnuda me reconforta, sentir la brisa directo a mí. Esperar todo viendo a los lados, el camino será el que vendrá. Apreciar la belleza de lo simple, lo puro, lo natural. Conciencia de mí, del mundo, del todo, la nada, el vacío, el equilibrio: yin y yang. Si puedo seguir así, ¿Por qué no continuar?

Sabes que en algún lugar del camino me encontrarás. Lo relativo nos ayuda a buscar. Las distracciones del mundo me ayudarán a pensar, pero estaré atenta por si te veo pasar. Respirar tranquila es parte de ser. Luego de eso, todo vendrá.

sábado, 14 de noviembre de 2009

11 de Noviembre

De repente me di cuenta lo que sucedía: todo cambia. Aún cuando todo parece igual, hay algo diferente. Hoy es diferente, hoy se abrió un ciclo. Sólo porque lo decidí, sólo porque me senté y lo pensé. Qué pasará ahora? Me di cuenta hoy que no estoy comiendo carne, que estoy cambiando mis planes de vida, que quiero hacer otras cosas, que pienso mejor, que la vida es rara y que la gente que está a mi alrededor está siendo forzada a cambiar... no forzada, esa no es la palabra, es más bien como que todo el mundo decidió montarse en el tren que decía: "Dirección contraria, ¡Pase adelante!".

¡Qué locura todo! Qué locura la vida... Otra vez empiezo a sentir la incertidumbre de la impermanencia, otra vez creo en cosas que dejé de creer (o que olvidé). No tengo idea de lo que sucede, pero de alguna manera me siento bien y me asusta. Sí, me asusta, pero es un susto raro, es un susto de miedo a no saber qué está sucediendo, aunque en el fondo sepa que no está mal, que todo va por donde tiene que ir.

Es parte de la vida, de la peli en la que estamos. No quiero perder el impulso, no quiero perderme de todo sólo por seguir un mapa que no sé. No quiero perderme...

Quiero vivir, quiero sentir, quiero saber qué es lo que está pasando. No, no quiero saber, sólo quiero sentirlo. Quiero seguir mi camino sabiendo que es el mejor camino, quiero conocerme de nuevo, quiero buscarme y verme en todo. Quiero soltar poco a poco la sensación de inconformidad y estar plena con la vida y con el todo. Quiero seguir en esta vida pero de la forma que es, no de la forma que debería, porque el debería es obligación y la obligación no es consistente con lo que busco. Busco ser y para ser hay que ser, no hay que buscar qué ser. Otra vez vuelvo al camino, otra vez salgo de la ruta y encuentro la montaña.

Escribir, pensar, meditar, ayunar, conocer, empatizar, absorber, desapegar, dimensiones distintas, caminos parecidos, locuras de vida, juegos de destino, todo se funde, nada es finito, llego a la cima, busco otro ritmo, consigo el fuego, escucho el viento, me dice cosas que no concibo, el todo es nada, lleno el vacío, añoro a veces, consigo piezas de viejos sitios.

No quiero apegos, quiero caminos, con compañeros de ruta que sigan su destino y vuelvan a los lugares que una vez definimos.

Tengo miedo a veces, ahora cada vez que vuelvo al punto siento que vivo y si vivo, sueño y si sueño, existo y si existo, muero y no sé si quiero. Aprenderé de nuevo a soltar las amarras y seguir el viento, a jugar con el destino y seducir al tiempo hasta que algún día caiga en su juego y me deje llevar, sin temer al fuego que transforma todo, que te espera quieto, que no sé que habrá, y será el momento de soltarlo todo, de borrar el tiempo, de volverse uno con el universo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La lluvia cura...

La lluvia cura, la lluvia calma, la lluvia diluye los males del alma
La lluvia arrulla con su mantra

Mi sueño vuela, mi sueño calla, se va muy lejos y se desarma

Vuelve descalzo, atado a nada

Camino sola, la lluvia pasa, corro deprisa para alcanzarla

renace todo, vuelve la calma

El cielo es claro sobre las nubes, ellas se mueven, mutan, se funden


Yo soy la gota que va cayendo, yo soy el mantra que canta el viento

Yo soy la tierra que bebe el agua, yo soy el río de lluvia clara


La lluvia cura, la lluvia calma, la lluvia limpia, lleva a la nada
...

lunes, 28 de septiembre de 2009

Going with the flow

Te vi de nuevo en otra parte,
un instante me tomó sonreir.
Las energías son curiosas...

Caricias dejadas al azar.
Si fallo esta vez, no importa,
podré buscar algo más.

El deseo del deseo me distrae,
pierdo la capacidad de verbalizar.
Te busco y no sé por qué;
te huyo cuando no estás.

Dejar las cosas fluir...
Despertarse en otros mundos,
echarse un rato y dormir.

martes, 4 de agosto de 2009

Divinidad

Un árbol, una casa, un rostro, una nube, el sol... la bomba atómica, el holocausto. Un helicóptero, una nota, un vidrio que se rompe, un espejo que no refleja las miradas, una palabra, el fondo de un abismo o el pico más alto. La fuente de la vida, la causa de la muerte, un sueño, un deseo, amor, temor. Un paseo por la tarde, una pipa en el balcón, un murmullo que se calla, un pedazo de madera: una estaca o una cruz. Un edificio en ruinas, una torre de cristal, una puerta, una pared. El mar infinito, la luna en su lado oscuro. La incertidumbre, la duda, el comienzo, el final.

21-3-02

Salida de Emergencia

"Salida de Emergencia. En caso de peligro rompa el vidrio con el martillo de seguridad" - Leyó Camila atentamente. Pensó qué fácil sería que su vida fuera como ese autobús y que en estos momentos pudiera romper el vidrio de su existencia para salir de lo que la atormentaba.

Era hoy o nunca. No sabía qué hacer, no sabía a quién más recurrir. Había hablado con dos de sus amigos, incluso había tratado de tocar el tema con Diego. Sí, hasta con él se había atrevido a hablar sobre eso, por lo menos lo había intentado. Diego, la causa y cura de todos sus males, bueno, de casi todos porque en éste no tenía mucho que ver. O tal vez si...

El hecho es que no sabía qué hacer; morir no era una opción, era más bien el problema. Si todo fuera tan fácil como morir, pero no, esa no era la solución. Se negaba a una muerte peor que la que todos conocemos, se negaba a traicionar sus ideas, su yo. Pero, ¿Quién era ella en realidad? En estos momentos ni de eso estaba segura.

¿Y si todo lo que había pensado durante tanto tiempo no era cierto? ¿Y si todo lo que daba por sentado en su pequeña cabeza era sólo producto de las ganas de sentirse diferente dentro de un mundo en el que, al final, todos somos iguales?. Ya no sabía nada, sólo sabía que en unas horas se jugaría el futuro de su vida y no había martillo que la salvara de tomar una decisión.

Pensó en pedirle opinión a un hombre que estaba sentado a su lado, leyendo el periódico como alguien que no tiene nada mejor que hacer, pero desechó la idea por evitar parecer una loca. Qué chistoso, dentro de poco la concepción que los demás tenían de ella podía cambiar radicalmente. Apenas eran las 2, tenía que tomar una decisión antes de las 5, aún le quedaba tiempo para pensar, Pero, ¿qué tenía que pensar? Sabía que su madre no soportaría la idea y que a su padre no le importaba mucho la deicisión que tomara, sabía que no le importaba lo que pensaran sus padres ni nadie y sabía que eso lo hacía más difícil porque era únicamente su decisión.

Se hizo las 4 de la tarde y todavía no había decidido realmente nada. Lanzó una moneda aún cuando ya sabía lo que iba a marcar. Si salía sello todo seguiría igual, seguiría llevando su misma vida, su mismo trabajo desesperante, yendo a los mismos lugares, persiguiendo los mismos fantasmas. La cara cambiaría el destino de su vida. Y salió sello.

Pero no iba a hacer lo que dijera la moneda, esa era su filosofía, así que tomó el primer taxi que encontró, corrió y compró el primer boleto a Europa que consiguió. Se iría mañana a las 9 y dejaría todo, a su familia, a sus amigos, a Diego, a toda su antigua vida.

Todavía seguía pensando si esto le garantizaría la felicidad, y sabía que no iba a ser así, solamente le daba la felicidad como una opción.

Al llegar a casa empacó las cosas más importantes que tenía, todo en un par de maletas y las guardó bajo la cama. Invito a sus amigos a la casa sin razón especial aparente. Estuvieron conversando toda la noche, recordando viejos tiempos. Sólo sus dos mejores amigos se dieron cuenta de lo que sucedía. A las 5:30 se despidieron los últimos invitados, sólo quedaban Eduardo, Diego e Isabel. En ese momento Diego se percató de todo. Lo único que alcanzó a decir fue "¿te llevo?, voy encendiendo el auto". Llegaron los cuatro al areopuerto y se despidieron como si se fuera en un viaje de fin de semana.

Ahora sabía que su vida combiaría, ya no iban a estar sus amigos para pedirles consejos cada vez que lo necesitara, ya no estarían sus padres para las discusiones y peleas de todos los domingos. Ya no estaría Diego, y no porque ella no quisiera que estuviera, sino porque de alguna forma quería romper con todo lo que estaba aquí, incluyendo él.

La salida de emergencia estaba allí, un boeing 737. Pero, ¿a dónde la llevaba? A algún lugar nuevo. No quiso pensar más. Se montó en el avión y sonrió al escuchar las instrucciones de la aeromoza.

Ccs, 14 de Agosto de 2003

Tiempo

Sabía que no quedaba mucho tiempo pero aún así se aventuró. Eso de ir caminando por un sendero cuyo final lo determinaba un reloj era algo extraño para su vida, sin embargo, como gran amante de las cosas atípicas y nuevas, lo intentó. Le explicaron que era a su propio riesgo, que si no lograba encontrar una salida en el camino en el tiempo indicado estaría allí para siempre; le dijeron que muy pocas personas habían logrado salir pero que no era imposible. Además dijeron que el problema no era solamente el quedarse dentro, ya que, como se imaginaba ya de antes, todo era excepcionalmente divertido en el tiempo reglamentario, sino que en el momento que éste finalizaba, las cosas que se encontraban allí desaparecían y sólo quedaban las tinieblas. Sus amigos que conocían de esta aventura trataron de persuadirle para que no lo hiciera, era demasiado riesgo en vano, sólo por una aventura, a lo que contestaba que era precisamente eso lo que estaba buscando; la aventura, la experiencia de correr un riesgo consciente de que lo estaba haciendo y aún mejor, consciente de ello antes de que se decidiera a tomarlo.

Así que empezó su camino, muy divertido, lleno de cosas nuevas, nunca antes vistas, sensaciones desconocidas hasta entonces. Al principio sintió que el tiempo no sería un problema, que todo iba a estar allí y podía explorarlo hasta el fin con tranquilidad. A medida que avanzaba empezó a darse cuenta que, como en toda situación agradable, el monstruoso cronos se movía a velocidades increíbles. Ahora su mayor temor no era el no poder salir, había varias salidas a lo largo del camino, sino llegar al final sin poder haber disfrutado de todo, o, peor aún, nunca llegar al final y perderse en una tenebrosa oscuridad.

Por un momento trató de idear un plan para alargar la cantidad de tiempo adentro pero el solo hecho de poder perder tiempo pensando le disuadió del intento. La desesperación no dejaba que disfrutase de las cosas que tenía a su alrededor, y lo que al principio le había parecido fantástico y maravilloso, ahora lo veía amenazante, como si el hecho de que sintiera atracción por esas cosas pusiera en riesgo su existencia.

Decidió disfrutar todo lo posible, no importaba el resto, se dejaría llevar, si no, ¿para qué estaba allí? ¿Por qué había aceptado tan riesgosa situación?. Eso sí, trataría por todos los medios de salir, así que debía estar pendiente del gran reloj que le anunciaría el tiempo restante.

Encontró la primera salida, muy cerca del principio. Como aún tenía tiempo de sobra, pensó, no la tomó y siguió internándose en el camino. A cada paso que daba encontraba cosas nuevas, las anteriores se volvían más familiares, todo se iba convirtiendo en sensaciones más reales. No quería detenerse a pensar, eso era una pérdida de tiempo y además sabía que si lo pensaba mucho, tomaría la próxima salida porque todo esto no iba a durar para siempre.

Fue avanzando y pasando no 1 ni 2 sino 5 salidas a lo largo del camino, pero su mente estaba demasiado distraída con el placer y sensación de bienestar que le producía encontrarse allí. De repente se escuchó una sirena que indicaba que el tiempo se estaba agotando y que en cualquier momento podía transformarse esa sensación de bienestar en el más terrible de los miedos.

Empezó a correr, ya sin preocuparse mucho por los alrededores, buscando la salida a toda costa. Corría y corría y lo único que veía eran situaciones que, en caso de tener el tiempo, hubiesen sido muy agradables; pero ahora, que se encontraba decidiendo su vida mientras corría detrás de el tiempo que se escapaba, le molestaba que todo eso fuese tan bueno, que quisiera atarle a un mundo en el cual iba a encontrar un vacío y del cual probablemente no iba a salir jamás.

Desesperadamente trató de salir, pero no lo lograba, seguía corriendo pero no encontraba las salidas y ya no había tiempo para regresar a las puertas anteriores. Ya a punto de desfallecer encontró una puerta y con el último aliento que le quedaba la abrió luchando contra su propia persona que no quería abandonar eso que le había traído tanta alegría y placer.

Al abrir los ojos, estando aún en el suelo, logró ver el avión despegar...

Ccs, 11 de Abril de 2003

El Bosque

Se sentó y miró los árboles a su alrededor una y otra vez. Realmente no sabía cómo había llegado hasta allí; pero ahí estaba, en medio de un bosque que no conocía sino en sus sueños y ahora que era real no lograba saber en qué parte exacta podría estar.

Cerró los ojos tratando de pensar en el camino que pudiera haber recorrido para llegar a donde se encontraba, pero no logró ver nada, simplemente el sitio donde estaba en ese momento. No había principio ni final dentro del bosque en su memoria así que prefirió levantarse y caminar un poco a ver qué conseguía.

Después de caminar sin sentido durante unas horas y sin haber encontrado una salida, optó por dejarse caer y descansar. En ese momento soñó que estaba levantándose para ir a trabajar...

Ccs, 21 de Mayo de 2002

jueves, 30 de julio de 2009

23 mensajes (Introducción a un cuento que nunca terminé)

Extraña ciudad… Llena de luces y Colinas, de colas y gente temerosa a andar; de locales exquisitos, de historias, personajes, de montaña y valle, de esto y otras cosas. Es la ciudad donde nací, la ciudad donde vivo soñando con otros lugares que, finalmente, me traen de vuelta. En fin, es una ciudad a la que le es extraña la soledad. La gente sale en pareja, grupos, familia; comparten de un modo en el que no eres nadie sin el otro. Y en esta ciudad estoy yo, en la barra de un local, tomando una copa de vino. Pero esta vez no vine para estar sola, espero a alguien. Y mientras espero disfruto de ese pedazo de soledad.

Esta sensación no es lo que llaman loneliness, es más bien un disfrute de esa individualidad, de esa persona que re-conoces cuando te encuentras a solas. Nunca he desdeñado la compañía de otros, pero he aprendido a disfrutar enormemente de las maravillas cuando no estoy con nadie. Sí, lo he aprendido. Cuando era adolescente me aterraba de algún modo, ahora entiendo que era una mezcla de miedo a conocerme con miedo a no identificarme con otros… Pero eso no viene al caso ahora.

Pienso, disfruto, espero. Quizás disfruto porque sé que espero, o espero porque eventualmente no habrá nada más que disfrutar desde este lado. Cuando estás solo eres observador del mundo y de ti mismo. Y eso es precisamente lo que más me gusta: el observar, sin mucho procesamiento previo, cómo es la dinámica en esta ciudad de lugares comunes y gente que comparte. No es envidia, no es deseo de tener lo que ellos tienen; es simplemente sana diversión. Yo tengo y no tengo eso; es decir, lo tengo, pero también tengo este lado que pocos disfrutan.

Alguna vez leí que las personas solitarias tendían a denigrar al resto de los mortales. El punto está en la dualidad, en poder compartir con otros y a la vez disfrutar de esos momentos de reflexión que sólo la soledad puede brindar.

Espero, observo. Hay luces en la ciudad, hay apartamentos con la luz encendida. No veo a nadie en las ventanas y empiezo a imaginarme historias que pueden suceder. Por ejemplo, en ese piso, el de la luz amarilla, la silla extensible, ventanales y sin cortinas, vive un viejo, solo. Su familia huyó del caos tercermundista de esta ciudad hace un tiempo; esa ciudad que quiso ser y no es, que es más dual que la naturaleza humana, que respira por sí misma, que define y desarma con sus golpes de realidad.

Tal vez yo haga como ellos, un día, sin decir ni esperar; tal vez... Mientras, sigo esperando. Veo mi casa desde un balcón del otro lado de la ciudad. ¿Qué tiene esta ciudad que encierra y absorbe?

Sin título

¿Será parte de este mundo el poder seguir de pie, crear espacios que se mueven, que mutan y se mantienen? Recupero el don de vida, el poder de sentir gusto, el placer de ser, del tiempo, que aparece y no es tan lejos.

Caminé y di la vuelta, el camino estaba errado. Aprendí a pensar en sueños y a dormir en lo mundano. Regresé a un buen momento, el tiempo es simple, es vano; escucho a mi vida que se acerca con cuidado.

Te devuelvo los motivos, mi ruta es de mi destino. Quizás es mejor volver a donde nadie había ido, quizás es mejor callar, percibir con los sentidos. Ahora me vuelvo más libre y me acerco a lo infinito.

Libertad de entrar en juegos y conocer otros ríos, consciente de una esencia que muta entre la paciencia y mantiene lo aprendido. Mejor escribir despacio, mejor escuchar latidos.

Desaparezco en tu mundo, apareces en el mío. Ahora yo soy el sueño que no entiendes, no hay remedio. Mientras, yo disfruto en calma el empezar este ciclo: a aprender a amarlo todo sin juzgar lo que no sigo.

Sin título

Redescubriendo las cosas que disfrutaba
Mirando a atrás con nuevos ojos
Me reencuentro conmigo y con otros

Es bueno saber que siempre hay alguien ahí
Es bueno buscar y encontrar un lugar
Escoger un camino y echar a andar

Si en la ruta me pierdo a tu puerta llegaré
Me darás un mapa, de comer y beber
Partiré otra vez hacia nuevos rumbos
Y si sigues allí, algún día volveré

Gente de otro mundo, otra vida, otro tiempo
Todo es diferente pero conocido
Lugares comunes de vidas distintas
Múltiples espejos...